martes, 27 de noviembre de 2012

Ensayo-error-risas y otra vez Ensayo

El día 6 y 7 de este mes fui invitado por la compañía Impromadrid a participar en las dos funciones que tuvieron lugar en Barcelona y que formaban parte de la gira de Corten, un espectáculo cómico basado en la improvisación, donde a partir de las ideas que surgen del público se va tejiendo una trama narrativa. Además de la parte actoral, en escena está Tatiana, encargada del vestuario, Nacho Mastreta, musicándolo y Suso 33 -que en esta ocasión no pudo venir y por eso me llamaron a mi- cuyos dibujos se van proyectando sobre el escenario.  Poco acostumbrado a dibujar en público, la experiencia resultó ser absolutamente gratificante y enriquecedora. 
La idea era dibujar, sobretodo, aquello que no se puede interpretar. No sólo jugando con la imagen como escenografía, si no dando juego a los actores a partir de la posibilidad de hacer sombras chinas e interactuando con ellos con pequeñas animaciones.

El dibujo, en ese contexto, se convierte en una herramienta interpretativa, cuyas estrategias y recursos son practicamente los mismos que el de los actores. Desde ese lugar uno se descubre con la suerte de poder aplicar gráficamente recursos cuyo sentido pasa por darse dentro de una línea de tiempo. De tiempo real -a diferencia de la animación.  Donde el cómo no es tan importante como el qué y el cuando. Y sobretodo el para qué. Garabatos, bocetos, esquemas sintéticos que, sumados a lo que ocurre en escena -interpretación, música y vestuario- generan al instante una idea.




Cómo ellos mismos explicaban, la estrategia narrativa de la improvisación es absolutamente diferente a la convencional: Mientras un narrador debe proyectar una visión de futuro, el improvisador -como si se tratara de un cangrejo- debe recurrir a lo que ya ha pasado, a lo que aún está abierto, para decidir el devenir de la trama.
Cuando no existe guión alguno, las posibilidades son tantas que se hacen necesarias las concreciones. Decidir una solución narrativa -aunque no sea la mejor- dentro de una estructura narrativa con naturaleza fractal. Es en ese sentido que la improvisación celebra la espontaneidad y la coherencia por partes iguales. Dos ingredientes esenciales a la hora de emprender una creación, sea la que sea. Eliminando cualquier atisbo de bloqueo previo a la acción  y constatando, mediante el desarrollo, si ese punto de partida nos lleva a buen puerto o por el contrario debemos encararlo por otro lado. Y todo ello, y he aquí lo más importante, desde la fluidez del ensayo-error-ensayo-error.... Aceptando las propuestas dadas como parte de un juego donde el juicio tiene un papel practicamente anecdótico.

Que me enrollo...lo dicho, participar en este espectáculo -que recomiendo encarecidamente- fue un regalo de los buenos.


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