jueves, 27 de octubre de 2011

La delgada línea entre el beso y el bostezo


Ya ha salido a la calle Seísmos | Cuentos de seis palabras, escrito por Javier Puche y editado por Thule.

Una obra, que por su naturaleza entre el (micro)cuento y la (micro)poesía, ha requerido una especial atención a la semiótica de los símbolos, la narrativa y al poder evocador de la imagen, por muy pregnante que esta sea.

Hace unos días Lenoard Cohen decía que la poesía viene de un lugar donde nadie controla. Desde mi punto de vista, ese descontrol del que habla Cohen es imprescindible para poder desplegar un imaginario personal lejos de los lugares comunes tan y tan trillados. Es desde ese lugar, cercano a las entrañas, donde cada persona deja su impronta -única e inimitable- en este mundo, ya sea creador/a o no. Y lo hace con autenticidad e inconsciencia, como la respiración de un bebé mientras duerme.

Soñar es la parte fácil. Lo difícil es contar un sueño sin que el interlocutor bostece. El reto está en esculpir esa materia prima para hacerla, no sólo comprensible, si no de alguna manera interesante. Convertir un diario personal en una obra Pop.

Si la poesía viene de un lugar incontrolable, la función de la comunicación -con todos sus recursos- es la de llevarla a buen puerto. Aún a riesgo que en nuestro empeño de hacerlo comestible lo demos ya masticado. É ahí otro reto: el equilibrio entre la narrativa y la evocación. Entre lo que se cuenta y lo que se calla.

Todo juego necesita unas pautas. En Seísmos, los símbolos comunes son los que te cogen de la mano y te invitan a entrar. Una vez dentro apáñatelas como puedas.

Si quieres salir sólo tienes que pasar página.

Espero que lo disfrutéis, que de eso se trata.









































































































































































La portada que nunca fue.


























El trailer Lo-Fi.